domingo, 17 de agosto de 2008

La trampa

no vi los caminos
no vi el agua
que empezaba a barrer las memorias y los libros
no vi el momento de escaparse
por los tubos
por una cabellera de mujer
no vi el piano de cabeza
ni las lámparas
ni las almas de los periódicos tristes
ni el alma de los días
no vi la muerte de tus senos
no vi los senos de mi muerte
no vi el silencio de las fotos

todo
todo es trampa

No vi el barrio donde habité por casi veinte años
no vi el desapego de mis hijos
no vi la cocina
ni el sol acobardado en mi ventana
ni el cansancio
el cansancio de la palabra
ni el cansancio de todo

todo
todo es trampa

no vi el reverso de las cosas
no vi los cambios de los muebles
no vi nunca tu pantalón ni tu blusa
no vi nunca los ojos de mi padre
no vi mi niñez
ni las palabras que se dibujan los amantes
no vi todo aquello que fue tierra
memoria
olvido

no vi... la trampa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí señor, la trampa es no mirar, y la trampa de la trampa, es que hay muchos, quizás infinitos... que no miraron siquiera este poema excelente... la trampa.

Eduardo "Fabio" Asis dijo...

A mi me ocurre la siguiente lectura: se trata de una paradoja. Hay un “no ver” curiosamente “vidente”. Algo así como una trampa rota… o una trampa que … libera. Jamás en la vida voy a reconocer que este poema me fascinó. Yo también escribo intentos poéticos y siempre son mejores los míos que los tuyos, Maximiliano. Pero… ¡cómo me hubiera gustado escribirlo yo! ¿pretendes felicitaciones? Te sugiero su presentación en un concurso, si me convencen para ser jurado, al menos, no te descalificaría… y un consejo: ¡seguí escribiendo! ¿qué importa que lo tuyo no sirva para nada? el mundo puede funcionar sin este poema, también funcionaría, y mucho mejor… sin seres humanos. Estoy en el filo de la envidia y de la adulación. Rodeado por estos enemigos, zafo de ellos y te digo: ¡Buen poema!